Escrito por: Equipo SO

• Jorge Cocio
• Frio Verano
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Gran sorpresa Sr. Cocio, un sonido fresco, pero a la vez evocador de nostalgia. Sin sobrecargar de capas, ni apuntar directamente a nada más que sensaciones y sentimientos, todos los arreglos están hermosamente ordenados para lograr una experiencia de viaje onírica.

Un deleite atemporal para el rey de las anémonas.

’Ángeles caen en otoño’ es el despertar, la primera observación del paisaje del disco, una contemplación serena de visiones de diversos colores que se difuminan y pierden el distancia. El cuerpo del sonido se ve mas bien etéreo, como el camino a un plácido sueño que viene hacia ti.

‘Respiro de memoria’ ya se encuentra a bordo de la nave que levita por un océano de masas celestes, surfeando nebulosas sin velocidad ni tiempo hacia el eclipse central, donde queda suspendido en las cuerdas del bajo en espera de la luz de la guitarra que traza la ruta de regreso.

‘Silencio de inocencia’ es el recuerdo perdido en la mente de la capitán. Una fotografía semidesvanecida que despierta un nuevo valor, le hace abrir los ojos y retomar el mando de la nave.

Manteniendo siempre el ambiente, ’Pedazos finales de hoja’ integra una nueva guitarra, metal y palo abren un trance rítmico, un portal por donde viajamos hacia otro oasis, un cambio de estado material. Y así, en estado de evaporación nos dejamos mecer por las cuerdas en ‘Frío verano’ que, elevándose desde el suelo poco a poco como la hierba, aparece cautelosamente con los arreglos precisos, pero justo cuando crees que está por terminar, vuelve recargada y vibrante de amor. El cierre del disco es como caminar en reversa, flotar siendo arrastrado por mareas cromáticas con la vista ideal del mundo que acabas de visitar. ’Epílogo infinito’ es una canción breve pero, como su nombre lo anuncia, tiene la experiencia de todo el disco concentrada y la deja suspendida en el aire que te rodea. Belleza, historias, viaje y transmutación prismática son tesoros que continúan flotando gracias a la densidad de su ambiente.

El rey de las anémonas ha sido complacido.

Review en inglés:

A great surprise, Mr. Cocio, a fresh sound, but evoking strong nostalgia. Without over layering or pointing out anything but moods and feelings, every sound arrangement is beautifully and cleanly set to give you an oneiric traveling experience.

An timeless treat for the king of anemones.

‘Ángeles caen en otoño’ is the awakening, the very first sight of the album’s landscape, a serene contemplation of colorful visions that fade and get lost in the distance. The body of sound looks rather ethereal, like the path to a placid dream coming to you.

‘Respiro de memoria’ is already inside the ship that levitates through an ocean of celestial bodies, surfing nebulas out of speed or time towards the central eclipse, where it’s holding in suspension in the strings of the bass, waiting for the light of the guitar to draw the way back home.

‘Silencio de inocencia’ it’s the lost memory inside the mind of the captain. A washed-off picture that wakes a fresh bravery, makes her open her eyes and take back the control of the ship. Always keeping the same ambient sounds, ‘Pedazos finales de hoja’ welcomes a new guitar, metal and wood open a rhythmic trance, a portal whom through we travel to another oasis, a material state change. And so, in evaporation, we are rocked by the strings in ‘Frío verano’ that, arising bit by bit from the ground like grass, appears sensibly with very precise arrangements. But just when you think it’s over, reappears reloaded and vibrant with love. The closure of the album it’s like walking in reverse, floating being dragged by chromatic tides holding the ideal view of the world you are now leaving. ‘Epílogo infinito’ it’s a brief song but, as its name announces (‘Endless epilogue’), contains the whole experience of the album concentrated and it remains hovering in the air that surrounds you. Beauty, stories, traveling and prismatic transmutation are other treasures that are suspended thanks to the density of its ambient.

The king of anemones is pleased.