Kief – The Echo (2019)
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Kief – The Echo (2019)

Kief – The Echo (2019)

lunes 30 de septiembre, 2019

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Escrito por: Álvaro Molina

Durante el verano de este año, el cuarteto chileno Kief tuvo su primer despegue de ambición. Aterrizando en las promisorias tierras de California, la agrupación realizó su primera gira internacional que los llevó a visitar localidades como Chino, Pomona y una extendida serie de shows en L.A., incluyendo una presentación en el icónico Whisky A Go-Go (pista de lanzamiento para bandas como Metallica, Guns N Roses, Linkin Park, Mötley Crüe y System of a Down). Formados en 2014 por Rodrigo López (bajo y voz), Mauricio Sothers (guitarra y teclados), Gonzalo Muñoz (guitarra) y Joaquín Tapia (batería y percusión), hace poco más de cuatro años que empezaron a incursionar en composiciones propias y afirmar su estilo. Así, ‘The Echo’ llega como un debut confesional de nueve canciones y poco más de treinta minutos de duración, con un sonido que agarra fuertemente los sonidos de la escena californiana (y, en general, norteamericana) de fines de los 90s y la década posterior, recordando actos como Silversun Pickups, Death Cab for Cutie y Jimmy Eat World para abarcar enérgicas, pegajosas canciones heredadas de la nueva ola indie y renacimiento emo, sumándole espacios musicales cinemáticos y ambientales como telón de fondo. Una oda a la juventud que hace resonar los ecos que, para la banda, significaron las «experiencias personales de desamor» de cada uno de sus miembros y el efecto de «las historias que se repiten de formas diferentes a través del tiempo». La encarnación de esta y otras narrativas en el disco se enfocan en canciones directas, de tres a cuatro minutos, luciendo un «sonido de radio» en la obertura con «Blinded», la cual pule y matiza las directrices del pop punk en favor de la melódica alternancia que propulsa la voz de López, paseándose entre la suavidad (piénsese en Mark Hoppus a principios de los 2000) y el brío innato que aparece en los coros.

En «Time to Discover», la banda opta por ese dramatismo que provoca la alienación en los momentos de renuncia o rechazo, pero sin caer en mamonerías o exageraciones, sino que maniobrando con gracia en un paisaje explosivo («Time was running so slow/So I ran on my own»). Por su parte, «Voices» suena ambiciosa, con una potente introducción a cargo de las baterías de Tapia, abriendo la pista para una canción que funciona como un himno y airea las oportunidades para que cada miembro de la banda contribuya en la catarsis, ya sea en el ritmo exacerbado o las texturas sentimentales de las teclas (y, además, un coro que, seguramente, quedará resonando). En tanto, «Secrets» introduce un escenario dignamente extirpado de los ochentas, con teclados sutilmente synthpop y voces granulares que redondean la idea general que busca Kief al darle luz a esos temas y emociones que hacen eco durante toda la vida, reconociendo abiertamente «I wish I could have the chance to make everything look alright» (¿a quién no le ha pasado?). A estas alturas, ‘The Echo’ encuentra su piso firme y sólido, afianzando la confianza con «Stars», que conscientemente hace resonar las influencias de la escuela Sum 41 o Taking Back Sunday, con un enérgico ritmo acoplado al electrizante riff que escenifica esta carta de (des)amor («And now I see you standing alone/Thinking about what you’ve done») hacia la nostalgia. Finalmente, luego de la conmovedora «The Cave», aparece «Wait for Me» para cerrar el disco de forma circular, volviendo al inicio; un potente single de colores post-punk, marcadamente indie y contagioso, afirmando que, con este debut, los Kief suenan muy seguros de sí mismos, esperando apelar y repercutir en los ecos que despierta la emotividad de su música.

(Reseña en inglés)

In January, Chilean-based quartet Kief had its first ambitious takeoff. Landing in the promising lands of California, the first international tour of the band took them through cities like Chino, Pomona and an extended set of shows in Los Angeles, including one in the iconic Whiskey A Go-Go (which served as launching pad for acts such as Metallica, Guns N Roses, Linkin Park, Mötley Crüe and System of a Down). Formed around 2014 by Rodrigo López (bass, vocals), Mauricio Sothers (guitar, keyboards), Gonzalo Muñoz (guitar) and Joaquín Tapia (drums), they recently started to dabble on high ground searching for their style and own compositions. In that sense, ‘The Echo’ comes as a confessional debut of nine songs that clock to a little more than 35 minutes, deeply infused with the sounds of the Southern California scene (and beyond) circa mid-90s and early-00s, resembling throwbacks to the likes of Silversun Pickups, Death Cab for Cutie and Jimmy Eat World, straddling through driving, catchy songs inherited from the indie new wave and emo renaissance and adding up cinematic and moody soundscapes. An ode to adolescence and youth that resonates echoes inspired by «personal experiences of dislike» from each of the band’s mates and the effect of «the stories that repeat throughout time in different ways». The embodiment of this and other narratives on the album are focused on straightforward songs, about 3 to 4 minutes each, showing off some kind of «FM-friendly» sound on album-opener «Blinded», a dynamic tune that polishes and tinges pop punk guidelines in favor of the melodic alternation found on López’ thriving vocals, roaming between a soft crooning (think Mark Hoppus circa 2003) and exuberant, innate choruses.

In «Time to Discover», the band opts for the dramatic ventures caused by feelings of alienation in moments of rejection and withdrawal, without the corny or sugary commonplaces but with an explosive and graceful maneuver («Time was running so slow/So I ran on my own»). «Voices» sounds ambitious, propelled by the intense drumming of Tapia, opening the lane for a song that works as some sort of anthem, airing the oportunity for each member to contribute to the cathartic pathos, whether it’s the exuberant rhythm or the emotional textures of the keyboards (and a chorus that surely will keep resonating). Meanwhile, «Secrets» introduces a scenario straight outta the 80s, with subtle synthpop keys and granular vocals that insist on Kief’s general idea, giving light to those themes and feelings that echo through life, openly evoking that «I wish I could have the chance to make everything look alright» (who hasn’t been there?). At this point, ‘The Echo’ finds a stark and solid ground, securing their trust in «Stars» and its conscious reverberation of the Sum 41/Taking Back Sunday school, with its uptempo rhythm close-knitted to an electrifying riff that stages this love(less) letter. Finally, after the touchy and warm «The Cave», comes «Wait for Me» giving the album a circular and tight end; a colourful post-punk rendition, distinctly indie and with a contagious verse-chorus-melody triad, the single asserts that Kief’s debut is an aware and self-confident craft, with a poignant desire to appeal the echoes that their music galvanizes.

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