Brujería en Chile: una extraña obra de metal y humorespera un momento...
lunes 10 de abril, 2017
Escrito por: Equipo SO
Hace más de una semana, la banda liderada por Juan Brujo demolió el Teatro Teletón junto a los nacionales de Dorso, Dezaztre Natural y Torturer, en lo que fue un corto pero poderoso festival de riffs extremos e incansables moshpits. El metal chileno e internacional se tomó al fin un escenario digno en un recital que tuvo desmadre, cerveza, marihuana y las bendiciones del Pastor Soto conviviendo bajo un mismo techo. Esta es la obra de teatro que fue Brujería en nuestro país.
“Recuperando espacios para el rock… para los de verdad”. Así rezaba el afiche de Gong Producciones que anunciaba la vuelta de Brujería en Chile que, tal como en 2012, se hizo en el Teatro Teletón. Aquella vez, problemas de producción arruinaron lo que iba a hacer un festival pero que terminó con Dorso y Torturer bajándose a última hora por los atrasos. Este año fue la venganza del metal chileno: las dos bandas retomaron sus lugares en el cartel, sumándose Dezaztre Natural con la cuota de sangre joven para refrescar la jornada que fue un verdadero desmadre de música cruda y sin censura. El show además incluyó algo de humor, delirios religiosos y un mosh con lluvia de alcohol.
Las instalaciones del teatro son algo inusual para lo que son los conciertos metaleros en los antros nacionales, con un amplio hall de acceso que antecede la sala totalmente alfombrada que recibió más de una colilla prendida y unas cuantas cervezas. Las barreras separadoras de sección están hechas de vidrio y fueron inútilmente blindadas con cartón para la ocasión, vibrando al borde de quebrarse mientras más de un centenar de personas escuchaban atentas los afilados riffs de Dezaztre Natural. La banda dio un potente set de apertura con media hora de puro thrash al choque, chorizo, sin ninguna reserva y que llenó el escenario demostrando la energía que los cabros inyectan al metal actual.
El backstage era una junta de amigos, con técnicos y músicos conversando libremente gracias a una amistad forjada en múltiples guerras pasadas. La escena chilena no es muy grande y todos se conocen, lo que favorece el trabajo en confianza mientras corren las pilsen y uno que otro pito. Algo apurados llegaron los Dorso, pero su ejecución fue impecable, digna de la maquinaria bestial que han sabido llevar por tantos años y con un Pera entusiasta, que agradece la apertura de este teatro para el recital. “Este recinto siempre se ha visto como restringido al evento de la Teletón, cuando ya ha sido escenario de metaleros. Brujería igual es una banda underground y es bueno que los gerentes del teatro apuesten por eso”, dijo el bajista. Además, notó que “tocar aquí no es lo mismo que tocar en un gimnasio donde es puro rebote, acá hay una construcción para escuchar música de una manera óptima. Los rockeros han sido aceptados, pero el metal todavía es visto con duda y es importante ganar espacios. Es más fuerte, más ácido, con otro corte y es una cultura que en Chile ya está impuesta, no se la pueden sacar y eso es bueno para que avancemos”.
Y así fue. Mientras Brujería, quienes no probaron sonido, hacían ajustes de última hora, en un palco superior a un costado del escenario apareció el religioso de biblia en mano y con una cámara grabando lo que decía pero no escuchábamos. A los veinte segundos los garabatos subían de intensidad y a los treinta todo se fue a la mierda, con varios asistentes tratando de achuntarle una lata de pilsen. Algunos fallaron pero una bastante llena voló en perfecta dirección a su cabeza, la que logró esquivar apenas mientras se retiraba agachado antes de que la violencia escalara. La malograda humorada, que pudo terminar en polémica si esa cerveza lesionaba la ya dañada mente del Pastor Soto, resultó inexplicable para el público que no entendía nada. Después supimos que fue una maniobra publicitaria de uno de los productores y que no terminaría ahí.
La música al fin retomó protagonismo cuando Brujería saltó al escenario con uno de los shows más frontales y crudos del mundo. El sonido extremo con voces guturales se intercalaba con el ácido humor de Juan Brujo y El Sangrón, quienes bromeaban sin dejar en paz al público. “¡Los que no griten mejor que se vayan a ver a Metalliquita!”, decían haciendo referencia al concierto de los norteamericanos que en ese momento se desarrollaba a unos cuántos kilómetros, en Lollapalooza. También animaban constantemente a corear “fuck Donald Trump” y fumar marihuana, con ambas ordenes cumplidas al pie de la letra por la audiencia que llenó el Teatro Teletón de humo y un espíritu antiimperialista que celebramos alegremente.
Pese a que el telón ya había caído, aún quedaba show en el Teletón. Mientras los vocalistas se sacaban fotos con algunos fans ganadores de un concurso, el Pastor Soto hacía su retorno para capturar algunas imágenes con la banda. Con una cara de incrédulo y los ojos muy abiertos preguntaba: “¿usted es brujo?”, mientras Juan dejaba escapar una carcajada. Acostumbrados a toda una vida de bromas, los músicos trataron bien al ridículo personaje y simplemente se divirtieron por un par de minutos posando para las cámaras con el pastor, quien o se prestaba para el hueveo o simplemente no entendía nada. La mayoría de los presentes nos inclinamos por lo segundo, pues aunque fue gracioso por un rato la verdad es que su participación en un concierto así simplemente no tenía sentido ni para nosotros. De todas formas, fue un día de triunfo para el metal extremo en Chile y eso no lo podría exorcizar ni el Papa.
Fotos gentileza: David Alarcón.
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