Arranquemos del Invierno – Ancestros (2014)espera un momento...
jueves 03 de diciembre, 2015
Escrito por: Salvador Allende
Chile, ese gusano serpenteante lleno de desiertos, campos, archipiélagos y montañas; ha servido desde siempre como inspiración para poetas, pintores y músicos, quiénes embriagados por la desolación de los paisaje han sabido encontrar tanto en la cordillera como la playa pistas concretas para desarrollar sus obras artísticas. Alguna vez leí sobre lo que un escritor denominaba la “imposición del paisaje”, refiriéndose a ese camuflado protagonista que es el territorio y en cómo sus formas caprichosas pueden afectar al clima de una canción, un poema, etc.
Ancestros es justamente eso. Un disco que, a sabiendas de lo que un paisaje puede provocar, busca la inspiración simple y directa, metáforas que susurran guardando una dulzura especial, algo de ensueño que mantiene su música un eterno tránsito, como estar sentado arriba de una nube divisando el horizonte.
Las Composiciones están a cargo de Pablo Álvarez, también vocalista de la banda Niño Cohete (Concepción), quién escogió el nombre de Arranquemos del Invierno para dar a conocer su faceta como solista. La totalidad de los temas de Ancestro fueron creados durante 3 meses de viaje recorriendo el país en una pequeña casa rodante, levantando melodías simples que dibujan pequeñas historias, personajes y evocaciones de distinta índole, todo esto meciéndose al ritmo de guitarras, percusiones y sonidos ambientales que te trasladan por carreteras íntimas, paisajes personales del cantautor.
El inicio del viaje comienza con “En la profundidad”, canción que emprende el vuelo de manera suave. Con un ritmo monótono y ambiental la voz comienza a cantar casi como un susurro, mientras una guitarra eléctrica de fondo te va situando en un lugar específico, llenando ese silencio que hace pensar en una canción que siempre se está acabando, jugueteando todo el tiempo con el clima que esto genera.
Le sigue “Montes Apalaches”, tema pop-folk por antonomasia. Guitarra y percusiones se encargan de ritmo pegajoso mientras la voz se dedica a conversa con el viento, con las montañas, con la naturaleza. Destaca por sobre todo una guitarra eléctrica que simple y precisa le da todo un toque místico y volátil al tema. Después es el turno de “Tu en las montañas y yo en el mar”, single que tuvo la colaboración del compositor Fernando Milagros y que forma parte de la banda sonora de la película La memoria del agua. Es tal vez el tema que mejor sintetice el disco, donde se puede vislumbrar el trabajo que intenta expresar Álvarez con su música, melodías apacibles que tranquilizan emociones, una voz serena que cuenta pequeñas historias sobre cosas inmensas como la naturaleza, no sólo física sino también la naturaleza de las emociones.
“Piedras volcánicas”, es una fotografía hecha canción. Imagínense estar sentado a las faldas de un volcán, ver ese mar de piedras vomitadas por la tierra desde su vientre, claramente eso emocionan a cualquiera. El tema es una expresión sincera de asombro, las anotaciones de una expedición, de aquel que se vuelve minúsculo frente a la inconmensurable y eterno como la maravilla de unas piedras. Llama la atención la utilización de piedras de verdad en las percusiones, elemento distintivo que marca una diferencia, agregando elementos sonoros que remiten al espíritu del tema.
Luego partimos a “El Desierto”, tal vez de los temas que tengan más trabajo de composición por el juego de percusiones y teclados, con un final con gratos matices de sicodelia. La letra de manera inteligente juega con la dualidad que tiene el desierto con el mar y todo el espectro de vida que existe entre uno y el otro.
Después viene “Interudio”, pieza breve de un piano tocado por un viento que no para de soplar, que funciona como introducción al tema “Ancestros”, que lleva el nombre del disco. Con un carácter intimista y lastimero, la composición está hecha en piano y voz que se encargan de sincerarse con el pasado, con lo que nos espera más allá de esta vida.
Entrando en el final del disco viene “La tormenta”, el tema más movido del disco que cuenta con una marimba que le da mucho más cuerpo a la música, una balada prendida que pega rápido con una que otra jugarreta de coros que le dan atractivo a la canción. Le sigue “Las Nubes”, pieza aletargada y difusa que por momentos pareciera volverse más electrónica por los efectos de una guitarra que se mueve lentamente debajo de la voz.
Por último esta “Arranquemos del invierno”, tema que con piano, voz, caja y silencio teje el cierre de la travesía. Es la sinceridad, el leitmotiv del viaje traducido en la experiencia, la razón del divagar, junto a Ancestro guarda un leve toque de sicodelia por la utilización de los instrumentos que parecieran por momentos desdibujarse perdiéndose en una densa niebla, como esas que llegan del mar y que van a dar a Concepción.
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