Bohle – Fuego y sangre (2017)espera un momento...
sábado 23 de septiembre, 2017
Escrito por: Martin Poblete
Es difícil encontrar a músicos como Carlos Molina dentro del espectro del rock nacional. Ese equilibrio perfecto entre un excelente nivel interpretativo y una producción musical sobresaliente, es todavía una rareza en un medio como el actual. Más si consideramos la consistencia del trabajo que Molina, ahora bajo el seudónimo Bohle, ha mantenido desde sus inicios.
Y es que Molina no es solo un guitarrista destacado con una voz prodigiosa: es un estudioso y un trabajólico con vocación rockera como pocos. Su último disco, Fuego y sangre (2017), es prueba de ello. Con un estilo fuertemente aferrado al hard rock y el heavy metal con toques progresivos, Fuego y sangre es la prueba de cómo Molina ha evolucionado y aprendido de su propia carrera: detalles como, por ejemplo, que haya dejado de trabajar solo y haya comenzado a abrir su proyecto a la participación de otros músicos, con intervención de guitarristas y coristas invitados, así como el cambio de las baterías programadas por un batero de carne y hueso. Son detalles, pero marcan una diferencia gigante: dan a este disco una dinámica mucho más orgánica que la de sus trabajos anteriores. Detalles que hablan de una constante preocupación de Molina por ofrecer siempre un disco mejor que el anterior.
El disco comienza con Arpía. La influencia de la Nueva Ola de Heavy Metal Británico, a la Judas Priest, se percibe a kilómetros. La voz de Molina suena sólida, a punto, igual que su Gibson SG.
Le sigue Dark magic, hard rock puro y duro de vieja escuela. Si usted es un usuario promedio de Radio Futuro, esta canción le va a gustar. Se lo doy firmado.
De la mano del heavy metal de Mente dormida y Fall by my hand, Molina demuestra el valor que le da a su trabajo el tener estudios profesionales de composición musical. Más allá de la evidente solidez de todos los elementos de “primera línea”, como la voz principal, los riffs y los solos de guitarra, es la minuciosidad de los detalles lo que da a los temas su solidez. La cuidadosa armonización de los acompañamientos y las increíbles armonías vocales, en las que luce un registro que nada tiene que envidiar a las grandes voces del rock, son las que en definitiva ayudan a marcar la diferencia con otras bandas más humildes en producción musical.
El rockabilly de alta ganancia de Hacia las nubes marca un quiebre en el disco. Myles Kennedy salió de juerga con la banda de Wanda Jackson y este fue el resultado: una sección rítmica que traquetea al estilo del country, mientras la voz y la guitarra estiran el chicle más allá de todo límite de época. Una lectura moderna a una música que suele vivir relegada al revivalismo.
Vivir del pasado vuelve al heavy rock de alto octanaje, como levantando al auditor antes de la llegada de Through the stars. Rock progresivo onírico, suave, muy británico. Suenan influencias de Pink Floyd y Emerson, Lake & Palmer, en una canción lenta que crece poco a poco con total naturalidad, despachando energía hasta estallar y desvanecerse.
El título de Agression and anger no podría estar mejor elegido. Heavy metal con toques de thrash primitivo, aderezado por un sólido uso del doble pedal de parte de A. Llanquitruf en batería.
Llega el doom con Cursing the sun. Lento y pesado, con un rico uso de armónicos de guitarra en el riff principal, hereda de muy buena forma elementos del Ozzy Osbourne noventero, ese de los primeros años con Zakk Wylde. Uno de los temas más notables de un disco de por sí lleno de material interesante.
Y para finalizar, como si pudieran quedar dudas sobre las dotes compositivas de Molina, la canción Fuego y Sangre nos vuela la tapa con 11 minutos de metal progresivo. Épico y dramático, sólido y virtuoso. No hay otro tema más adecuado para llevar el nombre del disco.
Bohle – Fuego y sangre (2017)
It’s hard to find musicians like Carlos Molina among the chilean rock spectrum. That perfect balance between a perfect performance and a great musical production, is still something rare in the local scene, specially if we think about how consistent Molina, now Bohle, has been since his beginnings.
And yes, Molina is not just a great guitar player with an amazing voice: he’s a studious and workaholic musician with a rocking vocation like nobody else. His last album, Fuego y sangre (2017), is a proof of that. With a strong bond into progressive-influenced hard rock and hevy metal, Fuego y sangre demonstrates how Molina has grown and learned from his own career: details like, for example, the opening of his project to work with other musicians, such as guest guitarist and singers, and the switch from programmed drums to an actual drummer. They might be details, but the difference they make is huge: the dynamic they give to the album is way more organic than his previous works. Signs of the attention he puts on improving his own records.
The album begins with Arpía. The New Wave Of Heavy Metal influence, a la Judas Priest, can be perceived from miles away. Molina’s vocal are on point, just like his Gibson SG.
Follows Dark magic, pure old school hard rock. If you are an average listener of Radio Futuro, your are going to like this song. I guarantee it.
By the hand of Mente dormida and Fall by my hand, Molina shows the value of his professional composer skills. Beyond the evident strength of the “first line”, like the main vocals, the riffs and guitar solos, the meticulous work of harmonization and comping, as the vocal harmonies in which he shows off a huge register, are the key elements on the making of a difference with other bands, from the musical production.
The high-gained rockabilly of Hacia las nubes makes a break in the album. Myles Kennedy went partying with Wanda Jackson’s band and this was the result: a country train-tracking rhythm section playing while guitar and vocals take it all to a whole new level. A modern view for a type of music that, sadly, lives from revivalism.
Vivir del pasado goes back to high-octane heavy rock, like rising the spirit of the listener just before the arrival of Through the stars. Dreamy, soft, very british progressive rock. Influences from Pink Floyd and Emerson, Lake & Palmer can be heard in this song that slowly grows into a powerful fading explosion.
Agression and anger couldn’t have been named better. Heavy with a pinch of old school thrash, with a powerful double pedal use from A. Llanquitruf on drums.
Doom metal comes around with Cursing the sun. Slow and heavy, with a rich use of guitar harmonics on the main riff, like inherited from the 90s Ozzy Osbourne, that from the first years with Zakk Wylde. One of the greatest tunes of an already great album.
For the grand finale, if there’s any doubt about Molina’s compositive skills, the song Fuego y Sangre blows our top with 11 minutes of progressive metal. Epic and dramatic, virtuoso and powerful. No other song could have been better named with the name of the album.
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