Escrito por: Felipe Gonzalez

• Cíclicos
• Caos (2017)
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Con un EP de cuatro temas, la banda Cíclicos se presenta al mundo queriendo revindicar las guitarras refinadas y espaciales en el pop que se acerca con afinidad a la reflexión y a los momentos caóticos.

En una tocata, Diego Soto (vocalista, guitarrista y compositor) presentó, medio en broma y medio en serio, una canción de su repertorio diciendo: “Bueno, este tema se trata sobre lo que se tratan todos nuestros temas: la depresión”. Lo dicho por Diego refleja, y se aventura en resumir, la propuesta de Cíclicos: es indie, es grunge, es pop con mucho espacio para reventar, es melancolía a la vena.

El EP fue autoproducido, lo que lo hace consciente de su imperfección en cuanto a la producción, pero los músicos saben usar este factor a su favor y rellenan de forma precisa los espacios con guitarras cargadas de efectos que miran de cerca al pop melancólico de los noventas, a guitarristas como The Edge y a aires tipo The Cure. El guitarrista Felipe Rojas sabe lo que hace al momento de crear atmósferas y se permite sorprender incorporando elementos como el slide, y hacer solos y arpegios con la melancolía como norte fijo. La voz de Diego Soto es cálida y se le da el espacio justo para compartir lugar con los instrumentales, mientras canta coros tan representativos de lo que quiere expresar como: “La belleza del caos me cautiva y me transforma”.

En el segundo tema, Coloso, se pasean por el post punk y se dan el permiso de explotar en los coros con distorsiones y guitarras afiladas que forman un colchón de sonido que alcanza su mayor altura en el sólo ruidoso y lleno de efectos que lleva la tensión al límite, a punto de romperse. En Abrazo Al Alma, tercer tema, logran evocar lugares oníricos con guitarras que suenan a sintetizadores y una letra esotérica que incluye menciones al karma y disparos al alma. El punto más alto del EP es la balada pop rock que cierra el disco, No Vuelvas, que mira la nostalgia y la inevitable separación desde un punto de vista optimista y que alcanza su grandeza máxima en el coro, con una melodía llevable y pegote, y una instrumentación poderosa que dobla el tiempo de la estrofa, lo que le da un aire gigante y acogedor.

Cíclicos sale airoso de su primera producción, en la que juntan canciones pop sin tapujos de coquetear con el ruido y el desorden cantándole a la depresión desde una mirada positiva y auxiliadora. En suma, es un caos que cautiva.