El Gran Octodon – El Cerdo (2018)espera un momento...
jueves 05 de julio, 2018
Escrito por: Felipe Gonzalez
Al principio de estas tres canciones debería venir un aviso: “Se recomienda escuchar lo que sigue lo más fuerte que se pueda”. Solo así el oyente podrá ponerse cómodo, subir el volumen y prepararse para la frenética experiencia que propone El Gran Octodon con su nueva entrega, El Cerdo.
El Gran Octodon es lo nuevo que trae el productor y músico Tomás Pérez, quien ha lanzado a lo largo de su trayectoria proyectos como Cachoecabra y su disco solista Lavado de Cerebro. En esta, su última producción, deja ver nuevamente su predilección por la música garage, el espíritu punk y los sonidos potentes y con mucha personalidad.
Desde la década pasada que, en los proyectos que tienden al rock garage de guitarras, se busca la suciedad descontrolada, pero con sentimiento; y el sentido punk, sin siquiera preocuparse del punk. Sin embargo, pocos salen airosos de estas pretensiones. Esto no se puede decir, bajo ningún pretexto, de El Cerdo. Aquí, Tomás Pérez, en la guitarra y voz, logra la crudeza y actitud del garage que no se cansa de subir en intensidades, y que calan directo a la médula, como el punk manda. Estos temas muestran una originalidad y atrevimiento muy poco común en el medio y tienen licencia para romper algunos tímpanos sensibles si así lo creen necesario.
El Cerdo no escatima en sonidos extremos en la guitarra ni en filtros para la voz, porque, aparte, tiene una muy buena producción que se puede permitir usar todas las capas de sonido, percusiones, segundas voces y efectos que quiera: el sonido es excelente y parece simple, pero no lo es. O sea, es una gran combinación.
El Cerdo se abre con el tema del mismo nombre, que de entrada nos golpea con un riff violento de guitarra, mientras la voz sucia y empapada en efectos de Tomás Pérez nos da la bienvenida a un stoner histérico que nos asombrará por algunos sonidos inesperados y explosiones, y también nos hará mover la cabeza con ganas.
El segundo tema Maharata, tiene un juego de guitarras limpias y distorsionadas sobre un riff rápido que recuerda a The Kinks en sus primeros años. Es simple, sin rodeos y se queda en la cabeza por un rato, mucho rato. El juego de intensidades es notable y sin previo aviso: se pasa de la distorsión extrema a sonidos acústicos y no hay tiempo para preparar el choque, porque esa es la gracia.
Tres es el último tema de El Cerdo y es una excelente forma de despedir al oyente y dejarlo con ganas de más. Es enérgico, directo, y tiene unos riffs de guitarra que pareciera ser que se hicieron para acelerar el pulso de quien lo escuche.
El Cerdo es de las propuestas más originales de lo que va del año, no tiene pretensiones de ser fácil ni amigable, es heavy, tiene sonidos extremos, guitarras que parecen camiones andando a toda velocidad y voces que bien podrían ser gritos histéricos pasados por un megáfono, pero suena excelente y sus composiciones atraen desde los primeros segundo. Si se me permite la expresión, típica de la prensa futbolera: no es apto para cardíacos.
El Gran Octodon: El Cerdo (2018)
These three songs should come with a warning at the beginning: «It’s recommended to listen to what follows as loudly as possible». Only then will the listener be able to get comfortable and turn the volume up as he prepares for the frantic experience that El Gran Octodon proposes with its new material, El Cerdo.
El Gran Octodon is the latest musical project from producer and musician Tomás Peréz, whose career has delivered projects such as Cachoecabra and his solo album Lavado de Cerebro. In this, his latest production, he reveals once again his predilection for garage music, punk spirit and powerful sounds with a lot of personality.
Since the last decade, projects that strive to achieve sounding like garage rock search for uncontrolled amounts of dirt in manners where feelings are not absent; and also the punk meaning, without even worrying about punk itself. However, few succeed in these pretensions. This can’t be said, under any pretext, of El Cerdo. Here, Tomás Pérez, in the guitar and voice, achieves the attitude and rawness of garage music that doesn’t get tired of increasing in intensity, and that pierces straight to the bone, as punk commands. These songs show an originality and audacity very uncommon in the medium and are licensed to break some sensitive ears if they think they should.
El Cerdo does not skimp on extreme guitar sounds or voice filters, because, by the way, it’s production is great and it manages to utilize different layers of sound, percussions, second voices and effects as it pleases: the sound is excellent, and although it may seem simple it’s not, and that is a great combination.
El Cerdo opens with the track of the same name, which hits with a violent guitar riff, while Tomás Pérez’s dirty voice, soaked in effects, welcomes us to a hysterical stoner rock that will surprise us with a bunch of sounds and explosions, as it makes us headbang with enthusiasm.
The second track, Maharata, has a clean and distorted guitar interaction on a fast riff that is reminiscing of The Kinks in its early years. It’s simple and stays in your head for a while. The way intensities are juggled are remarkable and come with no prior notice: it goes from extreme distortion to acoustic sounds and there is no time to prepare impact, because that is the point of it.
Tres is the last song of El Cerdo and it’s an excellent way to say goodbye to the listener and leave it wanting some more. It’s energetic, direct, and has some guitar riffs that seem to be made to accelerate the pulse of whoever is listening.
El Cerdo has to be one of the most original proposals of the year, it has no pretensions of being easy or friendly, it’s heavy, it has extreme sounds, guitars that look like trucks walking at full speed and voices that could easily be hysterical screaming amped through a megaphone, but it sounds excellent and its compositions attract from the first second. If I am allowed the expression, typical of the football press: it is not suitable for the faint of heart.
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