Knei – III (2019)espera un momento...
lunes 24 de junio, 2019
Escrito por: Equipo SO
Aunque no es un secreto que en Argentina brota de la mejor música que ha resonado en el cono sur, la cantidad y variedad de bandas que hoy están activas moviéndose en el underground es impresionante. Dentro de esa masa de sonidos que palpitan en sus poblados barrios, desde hace 8 años que Knei ha resaltado por la entrega de sus shows en vivo y su combo de riffs crudos con armonías lisérgicas, basadas en el sonido de power trío orgánico que han moldeado y llevado a nuevos terrenos con “III”, su más reciente lanzamiento.
El trío de La Pampa, formado por Roberto Figueroa en la batería, Mauro López en el bajo y Nicolás Lippoli tocando la guitarra mientras canta sus crípticas letras, está experimentando con ideas que dan un subidón de energía a sus composiciones. El inicio es directo y bluesero con “Vieja Mujer (Besos De Otros Días)”, tomando un vuelo acelerado enseguida para después flotar en “Balada para una Amiga”, sorprendente momento donde un tono de nostalgia psicodélica se alza desde las alturas. Arriesgándose con coros arreglados majestuosamente por un ensamble de cuerdas y vientos, la mezcla funciona logrando la canción más épica que han hecho hasta ahora, evocando el recuerdo de una mujer que no está.
“Mensaje Eterno” pone a Knei de nuevo en acción, marchando en los redobles firmes de Rob y conectando con la vibra más sucia de sus tocatas en vivo. En “Jardín”, se van por un alucinado paseo entre las flores evocando un aura Sui Generis en las voces, aunque mantienen su electricidad propia en cada paso. El boogie de “Caso Perdido” viaja hacia un rocanroleo desatado y potente, haciendo conexión con las raíces del conjunto que ya ha tocado temas de Pappo en otras oportunidades.
“Nuvem Leopardo” es un homenaje a la memoria y banda de Marcel Willou, el fallecido amigo y músico brasileño que vivió en Argentina hasta su muerte en 2017, quien además tenía a Roberto en sus filas. Aunque la pena se respira, no es un tema triste, sino más bien una despedida inspirada con toda la fe del reencuentro en otras dimensiones. ¿Qué está bien y qué está mal? inyecta una dosis de jazz rock al rescate de una mujer envenenada en los miedos y culpas de una generación pasada, con riffs de toque siniestro setentero que recuerdan en algo al Judas Priest de esa época.
A veces resultan inevitables las comparaciones con otros astros trasandinos, por ejemplo, al escuchar los arreglos orquestales integrados de forma magistral como hizo también Almendra. De todas maneras, Knei evade los lugares comunes y no se repeten ni encierran en sí mismos, sellando un álbum que es tal vez el mejor logrado en su discografía. Es de esperar que la gira los traiga de vuelta una vez más por Chile.
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