Natrejeis «Jeis» (2020)
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Natrejeis «Jeis» (2020)

Natrejeis «Jeis» (2020)

viernes 13 de noviembre, 2020

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Escrito por: Equipo SO

  • Natrejeis
  • "Jeis" (2020)
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El metal cutre oriundo del puerto de Valparaíso se integra al repertorio musical extremo local con este álbum debut de Natrejeis llamado “Jeis”, que obtiene su título a través del nombre del power trio que mezcla influencias que oscilan entre el punk rock, el metal y la música experimental. Gonzalo Jeis en bajo y voz principal, Gino Jeis en guitarra y voz secundaria (miembro de Ironía Radial) y Alex Jeis en batería (miembro de Ironía Radial y Belga Corta Verga) crean este concepto que nace del dicho popular “más malo que el natre”, y es que solanum crispum, como se le llama científicamente, es una amarga planta medicinal cuyas propiedades son utilizadas para combatir la fiebre. Prescripción muy a lugar dadas las altas dosis de metal enfermizo y volátil que se condicen con el sufijo “jeis”, del inglés haze, que hace referencia a purple haze, o niebla morada, una cepa de cannabis, internándonos a lo largo de las diez piezas brumosas que componen el primer trabajo discográfico de Natrejeis.

Grabado, mezclado y masterizado por Pedro Fariña en Piedra Sónica Records, comenzamos con “Intro ceremonial”, un punto de partida solemne donde vemos luces de la naturaleza más primitiva de los porteños. Gran forma de comenzar la velada sonora. Seguimos con “Otra Dimension”, dando lugar ya a un inminente “tucatuca” envuelto en una experiencia psicotrópica irreal. Se siente como una caída en agujero negro, donde lo único certero es el vértigo de los vórtices, variando entre lo irónico y lo severo.

La fuerza de los tarros es fuerte en esta banda. Un doble pedal humeante, un bajo metálico estridente y una guitarra fulgurosa nos invitan a impregnarnos de “Cutrejeis”, en la que podemos percibir un mensaje crítico que refleja la realidad laboral y el abuso de la tecnología que nos carcome y limita. Un sentir de descontento frente a pésimas condiciones laborales y a explotación disfrazada de -compromiso con la empresa- son vociferados por Gino Jeis desde las seis cuerdas: “Soy la oveja negra. No hago horas extra. No me pongo la camiseta.”
Según nos cuenta Gino, guitarrista, “Descuartizado” es una narración inspirada en la película gore de comedia y terror Brain Dead (1992), de la época temprana de Peter Jackson, presentándose, en esta cuarta pieza, una entidad etérea que solo busca matar y hacer sufrir, siendo personificada mediante un riff destellante y sanguinario que deja entrever la influencia en esta banda de los germinales Slayer. Continuando nuestra senda chacal nos encontramos con la instrumental “Gemita Bueno”, haciendo referencia a la única testigo en el caso Spiniak. Aquí la banda expresa su repudio a la corrupción con una música que pasa por varios estados.

Esta última dinámica nómada la encontramos también en la experimental “Queman, Violan, Masacran…Tu Mundo”, una especie de cámara de reflexión con inicio ritualista como el de la intro del álbum. Se distingue un efecto chorus en la guitarra que aporta en riqueza tímbrica. El bajo saturado hace el llamado, al que van respondiendo los demás instrumentos, que entran de lleno a la canción en sí, empapados de frenesí. A través de un grito desenfrenado, se enfatiza el repudio a las fuerzas de orden y los poderes que las operan detrás para sus fines de dominación y control. Siguiendo esta misma línea, “Fuego A La Yuta” despliega todo su arsenal thrash, en este furioso descontento hacia la institución más opresora y negligente del Estado que históricamente y sistemáticamente se ha encargado de reprimir al pueblo.

Ya en la recta final, somos silentes espectadores de lo inexplicable. “Abducción” habla, según nos cuenta Gino, de “alguien que salió a fumar, es abducido y cuando vuelve no sabe si fue real o producto de la voladera”. Un resplandor se vislumbra desde lejos, acercándose cada vez más, como si el hablante estuviera siendo secuestrado por un halo de luz distorsionada mientras oímos “Ya volviste a tu lugar, sin memoria estarás. Por muy charcha que estén, no volverás al edén.”, donde un efecto delay en la guitarra otorga espacialidad, dando la sensación de haber sido abducido. “Muerto en vida” retrata, putrefacta, la alienación que produce el sistema capitalista, desde su hegemonía del poder. La adulación y el autoabandono en pos de lo material son expuestos en una vereda maloliente en la que brota la altanería aspiracional, dando cabida también para la redención kármika, la absolución.

El baterista fundador Chicky Jeis nos introduce finalmente a “Ojitos Con Pus”, donde reina el desasosiego, la incertidumbre. El cansancio del día a día y su constante tensión es graficada en este final conclusivo que es a la vez existencial y grotesco. El uso de lenguaje crudo contrapuesto con temáticas más bien humorísticas genera una diversidad anímica muy bien lograda y con una lógica transversal que abraza ambas atmósferas otorgando una coherencia que hace posible el lenguaje artístico de Natrejeis.

Momentos de carácter percusivo y deciso. Cambios de ritmos que otorgan dinamismo, delimitando ánimos y secciones. Es admirable la manera en que el guitarrista va hilando los riffs, variado entre power chords, arpegios y melodías mientras una batería detallista y un bajo ganancioso hacen una camita de suciedad surrealista que propicia una sonoridad equilibrada, rellenando posibles espacios para no perder el hilo ni la fuerza. Vertientes instrumentales que confluyen en esta sesión de metal ácido que bien nos recuerda a la música de los porteños Sudor de Ano, los longevos Dorso o los legendarios Brujería. Sonidos extremos, fervor verdoso, ruido psicodélico, cine gore y cine z conviven perfectamente en Jeis, dejándonos sedientos de más sangre, historias inexplicables y por supuesto, música sensorial de ultratumba.

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