Psychotropics – Side effects (2017)espera un momento...
jueves 28 de diciembre, 2017
Escrito por: Martin Poblete
Es un hecho que la posmodernidad ha barrido con los purismos. En la actualidad, los proyectos musicales que más atención logran acaparar son aquellos que, tras arriesgarse a mezclar diferentes influencias y estilos, y de la mano de una correcta ejecución, encuentran un sonido fresco y original.
Psychotropics es una banda de evidente inquietud en sus influencias musicales. En su disco debut Side effects conviven el stoner, el rock alternativo, el pop, el garage rock y la psicodelia, todos con total coherencia y prácticamente libres de puntos bajos. El estilo de su vocalista Daniela Defilippi se adapta a la perfección a un repertorio plagado de canciones pegadas, oscuras y grooveras, que en más de una ocasión evocan recuerdos de lo que fue la tremenda -y lamentablemente extinta- banda nacional Caos en Bangladesh.
De principio a fin, y con un repertorio de temas en inglés y en español, Side effects mantiene al auditor al borde de la silla, con engañosas introducciones y cambios inesperados que hacen de cada canción un viaje en sí misma.
Es lo que pasa, por ejemplo, con la atmosférica introducción de Efectos secundarios: rock stoner con toques alternativos en el que la voz de Defilippi se funde entre efectos de delay, notas largas y riffs agresivos que, sin previo aviso, evolucionan a una melancólica y siniestra balada. El trabajo del baterista Cristian Schmalfeldt es efectivo al momento de engañarnos: a través de la manipulación deliberada del ritmo, Schmalfeldt estira cada beat y crea la falsa sensación de que el tema se ralentiza.
Con The Loop y Mega Psycho la cosa se pone más movida: letras en inglés, líneas de bajo más atrevidas y riffs pegadizos que tiran a los temas hacia la vereda del post-grunge, todos coronados por un psicodélico solo de guitarra de Joshua Brierley, que encuentra en el delay a su mejor aliado.
Bajan las revoluciones con Casablanca, un track más atmosférico y monótono, que nos prepara psicológicamente para recibir la dual propuesta de Been there. Alternando heavy rock con pasajes cercanos al jazz, Been there explota al máximo su atmósfera oscura y agresiva. Aunque la ejecución del tema es correcta y el sonido atmosférico es coherente con la intencionalidad de la canción, hay que apuntar un hecho que es constante a lo largo del disco: la pronunciación de Defilippi, tanto en inglés como en español, es poco clara y dificulta la apreciación de las letras.
Finaliza el disco con Mantra y Sunburn. El primero, fiel a lo que uno se imaginaría por su nombre, mantiene un pulso lento e hipnótico, a ratos medio siniestro. Es como escuchar doom metal, pero con menos distorsión. El trabajo de contrapunto que hace el bajo, en manos de Alexis Núñez, es perfecto para solidificar el riff principal y ampliar más allá de los unísonos.
Con Sunburn la psicodelia llega, por paradójico que suene, a su máximo esplendor y a su más siniestra oscuridad. El uso de sintetizadores hace “crecer” el sonido y agrega dramatismo a las partes importantes de la canción, que crecen hasta alcanzar su clímax y posteriormente desaparecer en el horizonte. El broche de oro, el final escandaloso que todo buen disco necesita.
Dejaron la vara alta muchachos, esperamos con ansias lo que se venga próximamente.
Post-modernity has plowed purism away. It’s a fact. Today, the most exciting music projects are those that mix different influences and styles, aside from a good execution, getting a fresh and original sound.
Psychotropics is a band with a clear curiosity on their music influences. Their debut album, Side effects, brings together stoner along with alt-rock, pop, garage rock and psychedelia, all of them with complete consistency and practically free of low points. The style of their lead singer, Daniela Defilippi, perfectly matches a repertoire full of dark and groovy songs, many of which resembles to the great –and sadly disbanded- national band Caos en Bangladesh.
From beginning to end, with a repertoire of english and spanish lyrics, Side effects keeps the listener on the edge of the chair, thanks to the use of misleading intros and sudden changes that make every song a journey by itself.
It’s what happens, for example, with Efectos secundarios’s space-rock intro. Stoner rock with alternative touches in which Defilippi’s voice blends between delay effects, long notes and agressive riffs that, without any advice, evolve into a nostalgic and sinister ballad. The work of Cristian Schmalfeldt on the drums is effective at trying to misguide us: deliberately changing the rhythm, Schmalfeldt stretches every beat and creates the fake sensation that the song is slowing down.
With The Loop and Mega Psycho things get a little more energic: english lyrics, daring bass lines and sticky guitar riffs that pulls the song into post-grunge domains, all of them crowned by a psychedelic guitar solo by Joshua Brierley, who finds his best ally on delay.
Things slow down a little bit with Casablanca, a track with a monotone and atmospheric feel, which mentally prepares us to receive the dual Been there. Bouncing between heavy rock and jazzy passages, Been there exploits the most of its dark and agressive atmosphere. Even though the execution of the song is correct and the atmosphere sound is consistent with the intention of the song, pronunciation issues must be pointed out. Both on english and spanish, Defilippi’s pronunciation is unclear, making lyrics hard to appreciate.
The end of the album comes with Mantra and Sunburn. The first one, loyal to what can be expected after its name, keeps a slow and hypnotic pace, at times even creepy. It’s like low-gain doom metal. The counterpoint done by bass player Alexis Núñez is perfect for a solid main riff, which goes beyond just unison.
With Sunburn psychedelia reaches, paradoxically, to its highest and darkest point. The synth makes the song bigger and dramatic, making it grow into a climax and then it finally fades in the horizon. A final touch, the over-the-top ending every good album needs.
You set yourselves a high bar guys. We’ll be waiting for your next move.
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