Bajo el manto sonoro de Black Sabbath, la propuesta de Wynd es un mazazo. Es uno de los que remece, de los alentadores, de los que te invitan a seguir creyendo. Claro, creyendo en el rock.
De entrada, Wynd expone sus credenciales. “Der zug des todes” comienza con aires psicodélicos que van mutando hacia la oscuridad, combinado con mensajes en clave política contingente (aludiendo a los hechos ocurridos en aquel octubre de 2019) que derivan en un sonido espeso que avanza lento, sin apuro alguno, pero seguro. Después, el contraste. La canción se va por un tobogán potente, cual tren, demostrando la influencia de los Sabbath, quizás los padres de todo este árbol que no deja de ramificarse temporada tras temporada. La primera canción es una excelente apertura.
Posteriormente, “Low Life”, “Liar”, “No kill, no deal” son un verdadero combo stoner, en que aparecen conexiones con bandas como Kyuss o Bongzilla, tanto desde la fuerza como desde la psicodelia. Los solos de guitarra no se quedan fuera de la fiesta y dicen presente con autoridad. “Liar” es la muestra perfecta de este punto. Sin dudas, estas tres canciones asemejan la venida de una hecatombe: es en este momento del disco, en especial durante “No kill…”, en que ese concepto se viene a la cabeza. “Hecatombe, hecatombe, hecatombe…”, al ritmo de “No kill…”.
En “Pyro”, con letras en español y siendo el hit que destaca en la plataforma Spotify, la intensidad no baja su nivel y, por el contrario, se vuelve más agresiva, sosteniéndose en la letra de la canción. La política y los cambios sociales, dos temas candentes en Chile desde 2019 son el foco principal de “Pyro”. Si a eso se le agrega el denso entramado con un remate que pone “toda la carne en la parrilla”, el resultado es destacable.
“Letargo”, en cambio, ofrece pasajes más tranquilos (¡calma, no se asuste, apenas son unos minutos!) que marcan un quiebre con la hecatombe. Sin embargo, es un espejismo nada más ya que la fuerza sigue intacta, solo que expresada de otra manera. Letras en español mantienen la línea de la crítica social y la contingencia.
“Revolution” y “State of mind” son las encargadas de poner la firma a la aplanadora. La primera acelera el pulso, aumentando los decibeles después de “la serenidad” que se vivió en “Letargo”. Ese quiebre entre canciones está muy bien logrado. La psicodelia, tan presente durante el disco, vuelve a aparecer en la segunda parte de “Revolution”. Este recurso es uno de los puntos fuertes del álbum: lograr que ambos aspectos confluyan y destaquen.
“State of mind” tiene grandes pasajes de potencia, fiel reflejo del álbum. Es un compendio ideal para cerrar el disco, puesto que pone todos los elementos sobre la mesa, el ritmo fulgurante y el sosiego (sin decaer en fuerza), en ese viaje que sube y baja, acelera y disminuye, pero que nunca afloja.
Agradable propuesta de Wynd; sonoramente impecable, fiel al estilo que predican y bien alcanzado el resultado. Un hallazgo la verdad, en tiempos en que cuesta encontrar este tipo de material. Un bálsamo que se recibe con los brazos abiertos, esperando que Wynd siga escribiendo más capítulos de esta historia que recién comienza. Enhorabuena.
Señalar que el mix de este álbum estuvo a cargo de de Tiger Barthlet( Kadavar) y el master final a cargo de Christian Bethge.
Wynd es:
Andres Lafferte: Guitarra y Voz
Felipe Caroca: Guitarra y Voz
Emanuele Calì: Batería
Javier Arrau: Bajo y Voz
Wynd – Wynd (2022)
Under the sound mantle of Black Sabbath, Wynd’s proposal is a blow. It is one of those that shakes, of the encouraging ones, of those that invite you to continue believing. Sure, believing in rock.
From the outset, Wynd exposes its credentials. “Der zug des todes” begins with psychedelic airs that mutate towards darkness, combined with messages in a contingent political key (alluding to the events that occurred in that October 2019) that lead to a thick sound that advances slowly, without any hurry, but sure. Then the contrast. The song goes down a powerful slide, like a train, demonstrating the influence of the Sabbath, perhaps the parents of this whole tree that does not stop branching season after season. The first song is an excellent opening.
Later, “Low Life”, “Liar”, “No kill, no deal” are a true stoner combo, in which connections with bands like Kyuss or Bongzilla appear, both from strength and from psychedelia. The guitar solos are not left out of the party and say present with authority. “Liar” is the perfect example of this point. Undoubtedly, these three songs resemble the coming of a catastrophe: it is at this point in the album, especially during “No kill…”, that this concept comes to mind. “Hecatomb, hecatomb, hecatomb…”, to the rhythm of “No kill…”.
In “Pyro”, with lyrics in Spanish and being the hit that stands out on the Spotify platform, the intensity does not lower its level and, on the contrary, it becomes more aggressive, sustaining itself in the lyrics of the song. Politics and social changes, two hot topics in Chile since 2019, are the main focus of «Pyro». If to that is added the dense framework with a shot that puts “all the meat on the grill”, the result is remarkable.
“Letargo”, on the other hand, offers quieter passages (calm down, don’t panic, it’s only a few minutes!) that mark a break with the hecatomb. However, it is nothing more than a mirage since the force is still intact, only expressed in another way. Lyrics in Spanish maintain the line of social criticism and contingency.
“Revolution” and “State of mind” are the ones in charge of putting the signature to the steamroller. The first accelerates the pulse, increasing the decibels after «the serenity» that was experienced in «Letargo». That break between songs is very well done. Psychedelia, so present during the album, reappears in the second part of “Revolution”. This resource is one of the strengths of the album: making both aspects come together and stand out.
“State of mind” has great passages of power, a true reflection of the album. It is an ideal compendium to close the album, since it puts all the elements on the table, the dazzling rhythm and the calm (without declining in strength), in that journey that goes up and down, speeds up and slows down, but never lets up.
Nice proposal from Wynd; sonically impeccable, true to the style they preach and the result well achieved. A true find, in times when it is difficult to find this type of material. A balm that is received with open arms, hoping that Wynd will continue writing more chapters of this story that has just begun.
Note that the mix of this album was in charge of Tiger Barthlet (Kadavar) and the final master by Christian Bethge.
Wynd is:
Andres Lafferte: Guitarra y Voz
Felipe Caroca: Guitarra y Voz
Emanuele Calì: Batería
Javier Arrau: Bajo y Voz