Cecilia, parte del inventario nacional
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Cecilia, parte del inventario nacional

Cecilia, parte del inventario nacional

miércoles 09 de octubre, 2024

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Escrito por: Equipo SO

Por Francisco Quevedo

La icónica artista falleció a los 79 años y selló para siempre su arraigo en la cultura popular chilena. Dueña de un talento y personalidad únicos, Cecilia gozó del cariño y respeto del público y de sus pares. Hoy, sus restos descansan en Tomé, su cuidad natal.

Lunes 24 de julio de 2023. La noticia del deceso de Cecilia Pantoja, conocida universalmente como “Cecilia, la incomparable”, se expandió rápido por este calcetín de tierra llamado Chile, tan rápido como un rayo. Es que resulta que Cecilia era de esos personajes que son parte indispensable del inventario nacional, son íconos, figuras que uno cree que estarán ahí para siempre. “Cómo se va a morir Cecilia”, se solía pensar y creer. Se solía pensar. Se solía creer. Por lo mismo, cuando uno se enteró de su muerte, de su partida física de este mundo, algo de tristeza dio. Importa un pepino si uno era seguidor, si la escuchaba con frecuencia o sólo sonaba para septiembre (en esa curiosa “tradición” de muchos de solo escuchar artistas chilenos para el 18 de septiembre), lo fundamental es que se apaga una estrella, una leyenda. Para un país como Chile, que no tiene superávit de celebridades, la partida de Cecilia fue un golpe bajo. Otro más.

Demás está decir que Cecilia tenía todo lo necesario para ser lo que fue: carisma, voz, desfachatez, autenticidad, espíritu de lucha, etc. Muchas de sus intervenciones fueron sin tapujos, sin mediar si alguien se pudiese sentir ofendido u aludido. Su orientación sexual fue un ejemplo. Mucho se rumoreó sobre si era lesbiana o no, cuestión que para ella nunca fue tema relevante. (“Eso es parte de mi vida privada y ahí no se mete nadie. Que crean lo que quieran creer”, dijo a La Tercera en mayo de 2015). Sin dobles lecturas, le gustase al que le gustase. Es quizás en dicha transparencia, en esa “honestidad brutal” (hola, Calamaro) en donde radica el respeto, cariño y devoción que despertó Cecilia en sus seguidores y que la llevó a ocupar la corona de Reina de este larguirucho terruño.

Del cielo al under

Mireya Cecilia Ramona Pantoja Levi nació en Tomé el 21 de octubre de 1943. Para ella, Tomé siempre fue importante, al punto de que volver a vivir a Tomé era su último deseo en vida, deseo que no pudo cumplir.

La carrera de Cecilia despegó como un cohete en la década de 1960, empujando el carrito de la denominada Nueva Ola de la música chilena, fenómeno que ella, sin jactarse, declaró ser “la precursora”. “(…) Fui yo quien empezó a cantar canciones en español y luego en otros idiomas, no otros. Hay que pensar también que tengo 62 años de trayectoria, ¡soy la más vieja! Esa etapa fue linda, aunque algunos le busquen matices. El pasado no es una tortura para mí. No hay nada que resienta o que cambiaría (…)”, dijo a La Tercera en 2015.

Cecilia tenía razón. Mientras los demás integrantes de la Nueva Ola se limitaron a imitar cantantes norteamericanos y cantar canciones famosas de la época, ella caminó por un sendero propio, único e irrepetible. Antes de todo el éxito alcanzado en la primera mitad de los 60s, Cecilia fue parte del grupo Los de Tomé en su ciudad natal.

La carrera de Cecilia durante la década de los 60s se podría dividir en dos grandes capítulos. El primero se podría llamar “El éxito” e incluiría sus hits radiales de la mano del productor Rubén Nouzeilles, quien era también director del selló musical Odeón. Esa sociedad tuvo grandes réditos para Cecilia ya que fue el período de mayor esplendor de su carrera. En 1965, Cecilia tocó el cielo con las manos: ganó la sexta edición del Festival de la Canción de Viña del Mar. El segundo capítulo se podría titular, por ejemplo, “La vuelta larga”. En esa etapa tuvo que lidiar con nuevos cantantes que le pelearon su sitial y la obligaron a incursionar, la llevaron a darle un giro a su carrera. Trató de lanzar su carrera en el extranjero y grabó canciones enfocadas en un púbico más adulto, movida que no fue cien por ciento célebre ni recordada. Quizás, y tal como recuerdan numerosos portales de prensa, su canción “Compromiso” fue lo más valioso de aquel período.

Y, tal como le ocurrió a Tina Turner, Cecilia comenzó a remarla desde los tugurios y bares de mala muerte, cuchitriles donde fue forjando su leyenda hasta el punto de convertirse en un mito urbano, una figura arraigada en el inventario, pieza esencial de la cultura popular chilena. Para ella no había ningún problema en ello, no había trabajo indigno ni vergüenza por tocar en ese tipo de lugares. “(…) De joven empecé a tocar en locales under que algunos veían como ordinarios. Los mediocres son los que dicen que hay trabajos poca cosa. Puedo asegurar que esa gente que me ninguneaba por tocar en bares, hoy no existe”, confirmó a La Tercera (2015).

Esta decisión trajo réditos que se vieron reflejados algunos años después, cuando, a mediados de la década de los noventa, fueron lanzados discos compilatorios son sus mejores canciones y los resultados en venta fueron un éxito, confirmando que su arrastre iba mucho más allá que su exposición pública. Daba lo mismo si ella estaba girando en grandes estadios o no, ella ya se había incrustado en la sociedad chilena.

Su década de mayor reconocimiento había quedado atrás, no en el baúl, pero si más cerca del recuerdo, pero su actitud, su forma de encarar la vida, caló hondo en el pueblo. En su autenticidad recae parte de su conquista. Ella misma lo refrendó en La Tercera, esta vez en una entrevista en el año 2021: “No fue mi intención ser rebelde. Sólo fui auténtica. Me puse pantalones con cremallera, conduje autos y motos. No eran bien miradas las mujeres que hacían eso y no sé por qué. No deberían juzgarnos por ser así”, aclaró.

Incluso su punto de vista político, en medio de un ambiente tan polarizado como el de ayer (y el hoy) le entregó una posición del “estar más allá”, “por sobre esos temas mundanos”. “No soy ni de derecha, ni de izquierda; ni para allá, ni para acá. Ni siquiera voto. No es algo que me corresponda. Cuando veo a artistas que se casan con causas políticas los termino encontrando muy poca cosa. Ellos no son artistas para mí. Hacen esas cosas por si hay alguna oportunidad de conseguir contratos, subirse los sueldos y sacar provecho. Esa es la política: todos sacan provecho de algo, hasta de las desgracias”, reveló (La Tercera, 2015). Cuánta razón tenía.

A Tomé los pasajes

Esa personalidad, si se quiere desafiante, directa, honesta y sin dobleces, la ubicó en el trono de las cantantes chilenas, sitial que no ha perdido y que su muerte, por cierto, confirmará. Tras conocer su deceso, aquel 24 de julio pasado, fueron miles los saludos y muestras de respeto popular tanto en el Teatro Caupolicán durante su velorio como en el trayecto por las calles. Artistas de los más variados estilos, como Valentín Trujillo, Anita Tijoux, Andrea Tessa, Fernando Ubiergo, Los Bunkers, Leonardo Martínez y Tomo Como Rey, entregaron su pésame por la fatal noticia, cuestión que no hace más que refrendar el status glorioso de Cecilia. Conceptos como “niña diosa”, “maestra” demuestran el respeto que su figura generaba en sus seguidores.

A modo de ejercicio, mientras redactaba este texto puse en Spotify la radio basada en la canción “Puré de Papas”, uno de los mayores clásicos de Cecilia. La sorpresa fue que la lista “le traía de todo”, pero, al mismo tiempo, estaba todo conectado y, el detalle diferenciador, sin tanto “lugar común”, como suele pasar casi todas las veces que uno incursiona en ese tipo de radios. Eso me confirmó que ella fue una escuela, una artista que trascendió y se convirtió en parte del repertorio criollo. “Doy infinitas gracias a mi gente y a Chile. El pasado fue maravilloso para mí y estoy llena de experiencias. Tengo 78 años recién cumplidos, pero siento que tuviera mil. Y cada día aprendo más. Soy fuerte”, dijo, a modo de epitafio, a La Tercera en 2021.

Leí también que sus restos ya descansan en su natal Tomé. Si bien es cierto que no pudo volver en vida, por lo menos vivirá de manera espiritual hasta el fin de los tiempos al lado del mar. Cecilia tomó pasajes eternos a Tomé. Cecilia cumplió su último deseo.

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